martes, 21 de abril de 2015


Humildad y paciencia


Buenos días, amigo/a

Santa Teresa de Ávila, dio una certera definición de la humildad, quizá la mejor que existe: “Una  vez estaba yo meditando por qué razón Jesús nuestro Señor era tan amigo de la humildad, y con toda claridad comprendí esto: la ama tanto porque Dios es la suma Verdad, y la humildad es caminar en la verdad”. “La humildad es la madre de todos los bienes. Paciencia, dulzura, dominio de sí mismo, confianza en los otros, todos estos frutos del Espíritu, de los cuales habla san Pablo, crecen en un árbol cuya raíz es la humildad”, (Monje del monte Athos).

Toma la costumbre de alegrarte cuando se te presente una ocasión de practicar la humildad o ejercitar la paciencia. Es totalmente superfluo querer crear estas situaciones, porque podrías caer en lo artificial y perderte en la complacencia por tu virtud. Ten la seguridad de que encontrarás tantas ocasiones de humillarte y ser paciente como sean necesarias, y serán exactamente las que te hagan falta. Si adviertes que has dejado escapar alguna, repróchate esta negligencia, porque has actuado como el marino inexperto que no supo aprovechar el viento favorable.

Según santo Tomás de Aquino, Cristo nos recomendó por encima de todo la humildad, porque con ella se anula el principal impedimento para santificarnos Todas las demás virtudes derivan de ella su valor. Sólo a ella le concede Dios sus dones, y los retira cuando ella desaparece. Pide a Jesús te enseñe a ser paciente y humilde de corazón. P. Natalio.

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