Decisiones de
invierno
Buenos
días, amigo/a
Tomar decisiones acertadas requiere sabiduría
y, especialmente, mucha prudencia. Una norma elemental es no decidir nada
mientras estamos sacudidos por alguna emoción violenta, como el miedo o la
cólera. Ya pasará la ofuscación, verás más claro y podrás desdramatizar toda
exageración. Una anécdota que ilustra el tema.
Recuerdo que un invierno mi padre necesitaba leña, así que buscó un
árbol muerto y lo cortó. Pero luego, en la primavera, vio desolado que al
tronco marchito de ese árbol le brotaron renuevos. Mi padre dijo: "Estaba
yo seguro de que ese árbol estaba muerto. Había perdido todas las hojas en el
invierno. Hacía tanto frío, que las ramas se quebraban y caían como si no le
quedara al viejo tronco ni una pizca de vida. Pero ahora advierto que aún
alentaba la vida en aquel tronco". Y volviéndose hacia mí, me aconsejó:
"Nunca olvides esta importante lección. Jamás cortes un árbol en
invierno”.
Jamás tomes una decisión negativa
en tiempo adverso. Nunca tomes las más importantes decisiones cuando estés en
tu peor estado de ánimo. Espera. Sé paciente. La tormenta pasará y el sol
volverá a salir.
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