sábado, 14 de marzo de 2015


El roble y las cañas


Buenos días, amigo/a

Cuanto más relevante y significativa es la tarea de una persona en la sociedad, tanto más probada debe ser su reciedumbre moral y capacidad profesional. Las tormentas y los rayos golpean con más fuerza a los altos picachos que a las humildes piedras de los valles.

Un roble muy grande, pero con raíces muy pobres, fue desarraigado por el viento y lanzado al cauce de un río. Fue a caer entre algunas cañas, a las que les habló así: Me pregunto cómo ustedes, que son tan livianas y débiles, no han sido completamente aplastadas por estos fuertes vientos. Ellas contestaron, Sin tener buenas raíces, usted lucha y compite contra el viento, y con facilidad es derribado; nosotras, en cambio, nos doblegamos ante el menor soplo de aire, y por lo tanto permanecemos intactas, y nos salvamos.   

“No hay árbol recio y consistente, si el viento no lo azota con frecuencia”. Los huracanes o arrancan los árboles de escasas raíces o, si resisten, los urgen a profundizar las que tienen. Lo mismo pasa con las personas que han sido capaces de afrontar con éxito los desafíos del hogar, de la profesión y de la historia. Son luchadores que triunfaron. Pero es importante que sigas profundizando tus raíces siempre, que estés en permanente crecimiento. P. Natalio.

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