El alacrán se ahoga
Buenos
días, amigo/a
En todo momento y en cualquier
circunstancia de la vida estás en condiciones de amar e imitar a Cristo, el
incondicional servidor del Padre y de los hombres. El modelo humano que te
ofrece Jesús, y que él realizó plenamente, es el de servidor humilde de quien
necesita ayuda. “El Hijo del hombre no ha venido para ser servido, sino para
servir”. Lee esta parábola oriental.
Un maestro de la India que vio cómo un
alacrán se estaba ahogando, decidió sacarlo del agua, pero cuando lo hizo, el
alacrán le picó. Por la reacción al dolor, el maestro lo soltó, y el animal
cayó al agua y de nuevo estaba ahogándose. El maestro intentó sacarlo otra vez,
y otra vez el alacrán le picó. Alguien que había observado todo, se acercó al
maestro y le dijo: Perdone, ¡pero usted es terco! ¿No entiende que cada vez que
intente sacarlo del agua le picará?" El maestro respondió: "La
naturaleza del alacrán es picar, y eso no va a cambiar la mía, que es
ayudar". Y entonces, ayudándose de una hoja, el maestro sacó al animalito
del agua y le salvó la vida.
Ayudar y servir son dos
expresiones concretas de un amor que se brinda generosamente a los demás. De
este olvido de ti mismo, surgirá como por magia, tu propia felicidad y alegría,
tu auténtica realización. “Dormí y soñé que la vida era alegría. Desperté y
vi que la vida era servicio. Y, en el
servicio, encontré la alegría” (Tagore).
¡Siempre listo para servir! P. Natalio.
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