Vidas dormidas
Buenos
días, amigo/a
Los vivientes pasan por etapas en que los
signos vitales disminuyen notablemente. Por ejemplo, muchos invertebrados y
algunos vertebrados, durante el invierno, entran en un estado de hibernación en
que su metabolismo desciende; esto les ayuda a soportar el frío y la escasez de
alimentos. Algo parecido les pasa a los vegetales en la estación fría.
Recuerdo que un invierno mi padre necesitaba leña, así
que buscó un árbol muerto y lo cortó. Pero luego, en la primavera, vio desolado
que al tronco marchito de ese árbol le brotaron renuevos. Mi padre dijo:
"Estaba yo seguro de que ese árbol estaba muerto. Había perdido todas las
hojas en el invierno. Hacía tanto frío, que las ramas se quebraban y caían como
si no le quedara al viejo tronco ni una pizca de vida. Pero ahora advierto que
aún alentaba la vida en aquel tronco". Y volviéndose hacia mí, me
aconsejó: "Nunca olvides esta importante lección. Jamás cortes un árbol en
invierno”.
Piensa que también, en otro nivel, a nuestro alrededor
hay personas que entran a veces en crisis especiales, en que llegan a perder
signos de normalidad y vitalidad. No es justo tomar decisiones de las que
podríamos arrepentirnos. Esperemos y ayudemos a que les vuelva la vida plena y
exuberante en una próxima primavera del corazón. Entretanto ora y anima. P.
Natalio.
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