Errores
de juicio
Buenos
días, amigo/a
Con frecuencia al
comunicarnos entre nosotros, interpretamos los mensajes en forma muy distinta
de lo que pretendía el vocero. Sucede esto porque hay palabras que, teniendo
varios significados, se aclaran por el énfasis y otras circunstancias que las
acompañan. De allí la necesidad de prestar una inteligente atención a toda
transmisión verbal.
Un hombre viajaba muy tranquilo en su coche en una zona
montañosa. Sucedió que al entrar en una curva peligrosa, otro coche salía de
ésta dando volantazos y viniendo hacia él de manera muy peligrosa. Al pasar a
su lado casi rozando, gritó su conductor: —¡Cerdo!
El primer hombre indignado le respondió con otro insulto
y continuó como pudo entrando en la curva y una vez que estaba en ella se
encontró de repente con un enorme cerdo, que no pudo esquivar y al que golpeó
saliéndose de la carretera y quedando tirado en la cuneta.
Evidentemente el conductor de los volantazos no
quiso insultar al señor que se le cruzó, sino, por el contrario, prevenirlo de
un grave peligro. Estos errores en nuestros juicios son más frecuentes de lo
que pensamos. Es un llamado de atención para no juzgar con ligereza y
aturdimiento, porque podrían generarse penosas y complicadas situaciones,
especialmente si se refieren a la fama de los demás. Jesús dijo al respecto:
“No juzguen y no serán juzgados”. P. Natalio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario