Pensamientos
compartidos
Buenos días,
amigo/a.
“Las palabras
mueven, los ejemplos arrastran”, dice el proverbio. En efecto, nada es mejor
que el testimonio de los padres para moldear el carácter de los hijos en el
hogar. Por eso es determinante que los padres evalúen su propia conducta para
que influya positivamente en sus hijos. Por ejemplo: dominio de si mismos,
sinceridad permanente, prioridad del deber, etc.
Si amas a tu hijo,
contéstale, no lo informes. Protégelo, no lo suplantes. Ayúdalo, pero que él lo
haga. Ámalo, no lo idolatres. Acompáñalo, no lo lleves. Muéstrale el peligro,
no lo atemorices. Incorpóralo, no lo aísles. Aliéntalo en sus esperanzas, no lo
desencantes. No le exijas ser e1 mejor, pídele que sea bueno y dale el ejemplo.
No le enseñes a “ser “, sé tú como quieres que él sea. No le dediques la vida.
Vivan todos. Recuerda que tu hijo no te escucha, te mira. Y finalmente, cuando
se rompa la jaula del canario, no compres otra jaula, enséñale a vivir sin
puertas.
“Si el supremo Creador te da un hijo, tiembla por el
sagrado depósito que confía a tus cuidados. Haz que ese hijo hasta los diez
años, te admire. Hasta los veinte, te ame. Y hasta la muerte, te respete. Sé
para ese hijo hasta los diez años, su padre, hasta los veinte años, su maestro
y hasta la muerte, su amigo”. Estas sugerencias te sirvan de ayuda. P. Natalio.
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