La sonrisa
Buenos días, amigo/a.
Hoy
te ofrezco un conjunto de buenas razones para cultivar con
perseverancia el hábito de la sonrisa en tu rostro, avalada por un
corazón sinceramente anclado en la alegría y gozo del espíritu. Es en
verdad un tema para que lo reflexiones con detenimiento. “La alegría es
el perfume de Dios percibido por el alma”, escribió un pensador con
perfil de poeta.
La
sonrisa es el más saludable masaje de belleza para el rostro; el
pasaporte al reino de los Cielos; el ropaje más lindo del alma; el mejor
antídoto contra las preocupaciones; la canción de los Ángeles; la
seriedad arrepentida; la oración de los sabios; la contraseña entre los amigos;
la
puerta de la cooperación entre conocidos y desconocidos; alienta la
buena voluntad en los negocios; acorta el tiempo de la angustia; crea la
felicidad en la pareja y en el hogar; una clara manifestación de salud
mental, emocional y espiritual; descanso para los fatigados; calor para
los tristes; luz para los decepcionados; es como el sol: ilumina,
calienta y se irradia.
Un
autor espiritual dice: “Si sucede alguna vez que no te dan la sonrisa
esperada, sé generoso y da la tuya. Porque nadie tiene tanta necesidad
de una sonrisa, como aquel que no sabe sonreír a los demás”. Pide al
Espíritu Santo el don de la alegría cada día y, si no te sientes alegre,
empieza a sonreír y una fresca alegría surgirá de tu alma. P. Natalio.
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