Yo soy tu Dios
Buenos días, amigo/a.
Está alerta porque vendrán tentaciones
de desanimación y desesperanza. El enemigo entrará en tu imaginación y
levantará en el aire castillos de dificultades insuperables. Déjale al Señor el
cuidado de todas tus cosas y verás que todo te irá mejor. Abandónate en él y
todo se resolverá con tranquilidad según sus designios. La confianza en Dios es
la clave.
Yo soy tu Dios, y pienso en ti desde la eternidad. Tu nombre está
escrito de tal modo en mi corazón, que jamás podré olvidarte. Dirijo todas las
cosas para tu bien. Si ahora no lo comprendes, un día lo verás claramente. Yo
soy tu Dios, y te amo: conozco a la perfección todo lo que te aflige e inquieta.
Acéptalo con tranquilidad y en paz. Yo estoy siempre contigo, ¿qué más deseas?
Si estás triste, corre a refugiarte en mí. Si sientes la alegría del triunfo,
vuela junto a mí. Si estás cansado, échate en mis brazos y se multiplicarán tus
fuerzas. El mundo pasa, los hombres desaparecen. Sólo te quedará siempre tu
Dios.
En los salmos varias veces se declara feliz al hombre que busca
refugio en Dios cuando llegan las tribulaciones y angustias de la vida:
“Dichoso el hombre que confía en Dios, porque no quedará defraudado”. Los
hombres fallan y desilusionan, Dios no. Que él te conceda coraje y gracia para abandonarte
en sus brazos paternales. P. Natalio.
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