domingo, 14 de septiembre de 2014

Las dos ostras


Buenos días, amigo/a.

Al nacer se te regaló un capital de tiempo, capacidad de trabajo, un temperamento y carácter especial, una vocación señalada por tus aptitudes e inclinaciones, y una cantidad de cualidades y posibilidades a desarrollar… ¿Cómo usas estos dones?. ¿Pasas por la vida haciendo el bien, ayudando, ofreciendo tus capacidades?

Había en la misma roca dos ostras hermanas, iguales al parecer. —Son dos ostras, y nada más –decían los peces, con desprecio–. Vinieron unos pescadores y, al llegar a las ostras se abalanzaron ambos sobre una de ellas, y pelearon cuchillo en mano para disputársela. Los pescados se asombraron que tanto lucharan por una ostra, y sólo por una. —¿Por qué no toman cada uno una, si son iguales? -decían. —Es que –dijo una almeja experta en ciencias sociales–, no son iguales, aunque lo parezcan. La igualdad no es cosa de este mundo; y siempre la madreperla, aun cuando su cáscara sea vulgar y fea, valdrá más que una multitud de ostras comunes. Daireaux.

Cada persona es un ser único, por naturaleza. “Cuando Dios crea un persona rompe el molde”, dice el proverbio. Por lo tanto el mejor consejo que puedo darte es: sé tú mismo. Pero sé lo mejor de ti mismo. Ten valor de ser diferente y seguir tu propio camino. No hagas vanos intentos de imitar ciegamente a los demás. P. Natalio.

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