Rescate heroico
Buenos días,
amigo/a.
La oración humilde y
confiada es el poder que Dios pone en tus manos para que, como un niño
sencillo, le pidas lo que necesites. Pero no debes suplicarle con desesperanza,
ni con una oración agitada, como si quisieras exigirle el cumplimiento de tus
deseos. A Dios hay que dejarle ser Dios y actuar con plena libertad. Él te ama,
y sabe lo que más te conviene.
En la
guerra de Corea, un soldado quedó gravemente herido a diez metros de una cueva
donde se ocultaban sus compañeros. El fuego era tan intenso que resultaba
arriesgado recoger al herido: significaba muerte segura. Desde la cueva
escuchaban los gritos de socorro del caído. Un soldado que había mirado con
frecuencia su reloj, salió de repente, arrastrándose hasta el compañero. Lo
agarró y con suma lentitud lo arrastró hasta la cueva, mientras el ataque era
intenso a su alrededor. Y, ¡cosa extraña!, ambos llegaron sin ser tocados por
bala alguna. Al preguntar al héroe por qué esperó tanto para rescatar al herido,
respondió: "Sabía que mi madre a esa hora todos los días estaría orando
por mí”.
“Descarguen en el
Señor sus inquietudes, ya que él se ocupa de ustedes”. En la Biblia, encontrarás esta
exhortación y otras semejantes. Te ayudarán a fortalecer la confianza en Dios.
Él te ofrece refugio “a la sombra de sus alas mientras vienen calamidades” de
cualquier clase y magnitud. “No temas, contigo estoy. Yo te amo”, te asegura Dios. P. Natalio.
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