Juan Pablo II y las vocaciones
Buenos días,
amigo/a.
«Vale la pena dedicarse
a la causa de Cristo, que quiere corazones valientes y decididos. Vale la pena
dedicarse a ayudar al hombre en el camino hacia la eternidad. Vale la pena
hacer la opción por un ideal que proporciona grandes alegrías, aunque exija no
pocos sacrificios». Juan Pablo II, (México, 30-1-1979). Del mismo Papa es esta oración:
Señor Jesús, te
pedimos por los muchachos y chicas que invitas a seguirte de cerca; haz que
sean capaces de desapegarse de las cosas de este mundo y abran su corazón a la
voz que los llama.; que sientan el coraje de dedicarse por toda la vida, con un
corazón no dividido, a ti y a la
Iglesia; que crean que la gracia les dará la fuerza para tal
donación y vean la belleza y la grandeza de la vida sacerdotal, religiosa y
misionera. Haz, Señor, que los jóvenes sepan acoger con coherente aplicación
las exigencias del llamado para el sacerdocio y para las otras formas de vida
consagrada; bendícelos con la misericordia infinita de tu corazón. Amén.
La vocación es una
llamada que Dios hace a quien él quiere, y que exige una gran renuncia de sí
mismo para poder amar a todos. Es un servicio, es un testimonio, es amor. Es en
definitiva, una llamada a vivir plenamente la gracia bautismal. Es vivir un
riesgo absurdo a los ojos de los hombres, pero maravilloso a la luz de la fe.
P. Natalio.
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