Gatitos en la escuela
Buenos días,
amigo/a.
Según una fábula,
Zeus colocó dos alforjas a cada ser humano: una sobre el pecho y otra, en la espalda.
Los hombres, sin excepción, han puesto en la alforja que está a la vista los
defectos de los demás, mientras que los defectos propios en la alforja que
tienen en la espalda. Por eso son expertos en debilidades ajenas, y analfabetos
en sus propias fallas.
Una gata vieja, experta profesora, explicaba a los
gatitos que era muy feo el mentir; que un buen gatito nunca debía robar leche;
que era un gran pecado ser goloso, y que
era justo cazar lauchas y comerlas, pero se debía evitar hacerlas sufrir
inútilmente, como lo hacían otros gatos.
Y agregó: «Estoy segura de que nunca en casa de sus padres, ninguno de ustedes
ha visto tan malos ejemplos...». -¡Nunca, jamás!, señorita -exclamaron a la vez
todos los gatitos-. Bien -dijo la maestra-; pero puede ser que los hayan visto
en otras partes... -¡Sí, señorita, -gritaron-. ¡Oh! ¿y dónde? -preguntó la
gata-. En casa de Fulano, señorita-. Y cada gatito nombró la familia de otro
alumno. G. Daireaux.
Un modo fácil de
conocerte mejor es agradecer cada día al Señor todo lo bueno que hiciste, y
también arrepentirte de las negligencias y faltas cometidas. Si por un tiempo
anotaras este material, te ayudaría a tener un registro fidedigno de tu
realidad. La clave del crecimiento y maduración personal es conocerse un poco mejor. Inténtalo. P. Natalio.
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