lunes, 14 de julio de 2014

Gatitos en la escuela


Buenos días, amigo/a.

Según una fábula, Zeus colocó dos alforjas a cada ser humano: una sobre el pecho y otra, en la espalda. Los hombres, sin excepción, han puesto en la alforja que está a la vista los defectos de los demás, mientras que los defectos propios en la alforja que tienen en la espalda. Por eso son expertos en debilidades ajenas, y analfabetos en sus propias fallas.

Una gata vieja, experta profesora, explicaba a los gatitos que era muy feo el mentir; que un buen gatito nunca debía robar leche; que era un gran pecado ser goloso, y que  era justo cazar lauchas y comerlas, pero se debía evitar hacerlas sufrir inútilmente, como lo  hacían otros gatos. Y agregó: «Estoy segura de que nunca en casa de sus padres, ninguno de ustedes ha visto tan malos ejemplos...». -¡Nunca, jamás!, señorita -exclamaron a la vez todos los gatitos-. Bien -dijo la maestra-; pero puede ser que los hayan visto en otras partes... -¡Sí, señorita, -gritaron-. ¡Oh! ¿y dónde? -preguntó la gata-. En casa de Fulano, señorita-. Y cada gatito nombró la familia de otro alumno. G. Daireaux.

Un modo fácil de conocerte mejor es agradecer cada día al Señor todo lo bueno que hiciste, y también arrepentirte de las negligencias y faltas cometidas. Si por un tiempo anotaras este material, te ayudaría a tener un registro fidedigno de tu realidad. La clave del crecimiento y maduración personal es conocerse  un poco mejor. Inténtalo. P. Natalio.

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