viernes, 4 de julio de 2014

El perro y las pulgas


Buenos días, amigo/a.

Hay un defecto corriente: la falta de comprensión y respeto por los que son distintos de nosotros. Esto se llama discriminación. Respetar y comprender son actitudes que están en la base de la convivencia humana. Jesús nos advirtió: “No hagas a otro lo que no te gusta que te hagan a ti”. Sin comprensión y respeto se viene abajo el amor a los hermanos.

Un perro grande y peleador, había conseguido infundir a sus contrarios tal temor, que apenas lo veían, se deshacían en humildes saludos. Lo aborrecían, pero no se atrevían a decirlo; y esto lo hizo al perro más orgulloso. Pero una pulga no le tuvo miedo y se instaló entre su pelo con su prole y sus parientes pobres. Convidó a sus amigas y empezaron fiestas y bailes, sin importarles los mordiscos del perro. Llegó el animal a tal desesperación que todos, menos ellas, le tenían lástima; y comprendió entonces que más vale tener unos cuantos enemigos fuertes que muchos pequeños, inasibles y tenaces. G. Daireaux.

En tu vida de relación con los demás, cuídate de subestimar a los pequeños y a los débiles. La sabiduría del Creador ha dispuesto tan armónicamente sus obras que todo tiene su razón de ser: lo débil y lo fuerte, lo grande y lo pequeño. Considera pues con atención y verás cómo cada uno aporta sus dones para el bien de la convivencia humana. P. Natalio.

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