miércoles, 30 de julio de 2014

El oso hormiguero


Buenos días, amigo/a.

 Saluda con gozo y agradecimiento el don inapreciable de este nuevo día. Trata con ternura cada hora porque no retornará jamás. Elude con empeño todo aquello que mata el tiempo. No escuches a labios ociosos, ni te quedes donde hay manos inactivas”, (Mandino). Valiosos consejos para no ser presa de la holgazanería que frustra tus propósitos y aleja tus mejores metas.

Tendido al sol y bien envuelto en su espeso traje negro listado de blanco, el oso hormiguero gozaba de la vida. Su mayor placer era, siendo él muy haragán, observar el trabajo de las hormigas afanosas. Pasaba las horas enteras mirándolas: admiraba su ingenio, su constancia, su actividad, su destreza, su fuerza. Habiendo oído decir que a otros les bastaba vestir traje, lo mismo que él, negro con algo de blanco, y tener, también como él, la lengua melosa, para vivir bien sin hacer nada, tomó la costumbre, cuando tenía apetito, de estirar la lengua entre las hormigas; y éstas, creyendo que era azúcar, se le pegaban en tropel y las tragaba con toda tranquilidad. Daireaux.

Aprecia la virtud de la laboriosidad. Laboriosa es la persona que ama el trabajo y trata de hacerlo bien. La laboriosidad lleva consigo la decisión de aprovechar el tiempo, de concentrarte en el trabajo y de no abandonar actividades a medio hacer. Haz hoy tu trabajo con entusiasmo, de buena gana, con empeño, y así crecerás en esta virtud con traje de faena. P. Natalio.

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