martes, 8 de julio de 2014

Dominio de sí mismo


Buenos días, amigo/a.

La ira es fuente de males más graves que aquellos que la causan. Corta las raíces de la irritación que no están fuera sino en nuestro corazón: egoísmo, incomprensión, impaciencia... Aprecia los valores espirituales y permanecerás imperturbable ante las crisis, que se solucionan con la calma, pero se ahondan con el enfado.

Cuando yo era niño, mi padre solía contar hasta diez en voz alta cada vez que se encolerizaba con mis hermanas y conmigo. Cuando mayor, yo mejoré esa estrategia incorporando el uso de la respiración. Cuando empiezo a enojarme, respiro profundamente y mientras lo hago, digo el numero uno. A continuación, relajo todo el cuerpo mientras espiro. Luego repito el mismo proceso hasta el número diez. Esta combinación de contar y respirar resulta tan relajante que te será casi imposible continuar enojado cuando acabes. El tiempo invertido contribuye a desdramatizar las situaciones.

Es imposible que en el curso de todo un día no nos sobrevenga algún que otro contratiempo: pequeños accidentes o dificultades que nos apenan y mortifican. ¿No es esto un obstáculo permanente para la felicidad? De ninguna manera, si sabemos conservar la paz y la  alegría cuando sobrevienen estas contrariedades. P. Natalio.

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