Jugando
a las cartas
Buenos días,
amigo/a.
Los niños con sus
salidas ingenuas son la alegría del hogar. Su sinceridad y falta de
inhibiciones sociales provocan el regocijo de todos. Pero son siempre un
llamado a ser más sinceros y sencillos, a quitarnos las máscaras, a
comprometernos con la verdad… y a tener una mirada limpia, fresca y asombrada
de las cosas, de la naturaleza, de las personas.
Un señor entra en un bar y observa que en una mesa hay
tres hombres y un perro jugando a las cartas. Muy sorprendido se acerca a la
mesa y pregunta: —Este dálmata, ¿puede realmente
jugar a las cartas? —Sí. —¡Es algo maravilloso! —No crea. Cada vez que le tocan
buenas cartas, mueve la cola y todos nos damos cuenta.
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