El sendero de las cosas
Buenos días,
amigo/a.
Lincoln dijo: “Todavía concibo que se pueda ser ateo mirando la tierra;
pero no acabo de entender que se alcen, de noche, los ojos al cielo y decir que
no existe Dios”. La naturaleza revela y manifiesta la bondad, sabiduría y poder
de Dios: tanto los astros del cielo como la belleza de un rosal hablan al
hombre de un Dios maravilloso creador de cuanto existe.
Señor, ayúdame a
encontrarte más cada día por el sendero de las cosas. Dame ese sentido delicado
que permite amar santamente a todas tus criaturas, comprenderlas y aceptar sus
dulces y fuertes lecciones. Puesto que tú, Verbo de Dios, quisiste hacerte
hombre, para parecerme a ti no tendré que ser menos hombre, sino más y más
divinamente hombre. Con la santa sencillez cristiana, querría pasear mi oración
contigo, Señor, por todas las cosas de este mundo que es tuyo. Y en ellas te
encontraré; porque no es demasiado difícil saber dónde estás; lo imposible es
saber dónde no estás.
Entrar en contacto
un poco más prolongado con la naturaleza nos acerca a una verdadera fuente de
sabiduría. Allí surgen emociones y vivencias que nos hacen amar más la vida,
para volver luego a nuestras ocupaciones habituales con nuevas energías y
nuevas ideas. Que sepas aprovechar la fuerza renovadora de la naturaleza. P.
Natalio.
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