La cigüeña
Buenos días, amigo/a.
Necesitamos crecer en cultura cívica para involucrarnos en el control de
la gestión gubernativa. Es importante que el ciudadano esté alerta para que se
respete la vida, don de Dios y el primero de todos los derechos, desde el
momento de la concepción hasta su fin natural. Busquemos afianzar el bien común
con leyes justas cumplidas en conciencia por cada uno.
Con paso acompasado, iba la cigüeña matando y tragando por familias
enteras los sapos, las lagartijas y demás inocentes bichos del pantano. La
llanura resonaba con el triste coro de sus ayes y de sus maldiciones. La
cigüeña, impasible, seguía su obra, indiferente a las quejas. Le parecía que
todos esos infelices metían demasiada bulla y que harían mejor en callarse...
Junto al bañado, conversaban la mulita, la vizcacha y el zorrino. —Ahí
está la cigüeña,- dijo la mulita.. Ha venido a pasar su temporada. Da gusto estar
un rato con tan buena persona. —Cierto, es muy buena persona, -afirmó el
zorrino. —¡Excelente persona! -dijo la vizcacha. Y los
tres repitieron convencidos: —¡Excelente persona! “Según el juez, es el
juicio”. (Daireaux).
Movamos los mecanismos oportunos para que la gestión social, política y
económica se oriente a una mayor equidad en la participación de los bienes
espirituales, culturales y materiales, buscando
el progreso de todos y, por lo tanto, y en primer lugar, el de los más desfavorecidos.
Todos debemos revalorizar la Política como arte de la
convivencia humana. P. Natalio.
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