Educar
Buenos días, amigo/a.
“Las palabras mueven, los
ejemplos arrastran”, dice el proverbio. En efecto, nada es mejor que el testimonio
de vida para moldear el carácter de los niños en el hogar o en la escuela. Por
eso padres y educadores deben vigilar su propia conducta para que incida
positivamente en los chicos. Por ejemplo: dominio de si mismos, sinceridad
permanente, prioridad del deber, etc.
No educas cuando impones tus convicciones, sino cuando suscitas
convicciones personales. No educas cuando impones conductas, sino cuando
propones valores que motivan. Educas cuando enseñas a caminar, cuando
despiertas el coraje de ser libres, cuando fomentas la capacidad de pensar por
cuenta propia. No educas cuando impones el terror que aísla, sino cuando
liberas el amor que acerca y comunica. No educas cuando impones tu autoridad,
sino cuando cultivas la autonomía del otro. Educas cuando respetas la
originalidad que diferencia, cuando enseñas a buscar honestamente la verdad,
cuando formas personas responsables.
El que educa debe proponer,
motivar y ayudar a adquirir buenos hábitos. La única diferencia entre el adulto
fracasado y el que ha tenido éxito está en la diferencia de sus hábitos. Los
buenos hábitos son la clave de todo éxito. Por lo tanto, valorice el educador
este tiempo de formación, en que ayuda a poner las bases del futuro a los niños
y jóvenes. P. Natalio.
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