El abad generoso
Buenos días, amigo/a.
La generosidad es una virtud que
te pone en sintonía con Dios que es todo amor y donación de sí mismo. Cada día puedes
empezar a ser generoso en gestos pequeños. Con la práctica se te irá abriendo
el corazón, descubrirás la alegría de dar y comprobarás, maravillado, que
recibes mucho más de lo que das.
En un monasterio había un abad
generoso. Jamás negaba hospitalidad a un mendigo, y daba en abundancia. Pero
sucedía que cuanto más daba, más prosperaba el monasterio. Al morir, fue
reemplazado por un abad mezquino. Un día, llegó un anciano que pidió alojarse.
Recordaba que una vez le habían dado hospedaje. El abad se lo negó, pues ya no
podían darse ese lujo. —Nuestra abadía no puede albergar a nadie, como cuando
éramos prósperos. Ya nadie hace ofrendas. —No me sorprende –dijo el anciano– creo que se debe a que echaron a dos hermanos
del monasterio. —Jamás hemos hecho eso –dijo serio el abad, —Sí, lo hicieron
–replicó el anciano– eran gemelos: uno se llamaba “Dad” y el otro “Se os dará”.
Como echaron a “Dad, “Se os dará” resolvió irse también.
No hay comentarios:
Publicar un comentario