¡Vendrá la paz!
Buenos días,
amigo/a.
A la obra
gigantesca de la paz mundial, tú puedes aportar tu sonrisa, la paz de tu propio
corazón, porque quien está en paz consigo mismo, la irradia a su alrededor, a
la familia, al círculo de amigos, al entorno de su trabajo cotidiano. Además,
trata de evitar toda intolerancia y discriminación. Ahí tienes un programa,
simple y fácil, para ser un constructor eficaz de la paz.
Si tú crees que una
sonrisa es más fuerte que un arma; si tú crees que lo que une a los hombres es
más fuerte que lo que los separa; si tú crees en el poder de una mano
extendida; si tú crees que ser diferente es una riqueza y no un peligro,
entonces... ¡Vendrá la paz!
Si tú sabes mirar al
otro con un poquito de amor; si tú sabes preferir la esperanza a la sospecha; si
tú estás persuadido que te corresponde tomar la iniciativa antes que el otro; si
todavía la mirada de un niño llega a desarmar tu corazón, entonces... ¡Vendrá
la paz!
Juan Pablo II, que nos visitó dos veces, dijo: “Los creyentes de todas
las religiones, junto con los hombres de buena voluntad, abandonando cualquier
forma de intolerancia y discriminación, están llamados a construir la paz”.
Bueno, hoy puedes practicar una idea genial y fácil de Madre Teresa de Calcuta:
“La paz comienza con una sonrisa”. P. Natalio.
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