domingo, 15 de diciembre de 2013

14 de diciembre 2013 El ciervo y el león

Buenos días, amigo/a.

Si quieres triunfar en la vida, aprende a capitalizar tus fracasos. El
éxito llegará a tu puerta cuando sepas afrontar las inevitables
contrariedades de cada día. Cada frustración, cada descalabro, cada
desilusión, lleva consigo el germen de una infinidad de capacidades
con las que personas pacientes y decididas han construido lo mejor de
sus vidas.

Agobiado por la sed, llegó un ciervo a un manantial. Después de beber,
vio su reflejo en el agua. Al contemplar su hermosa cornamenta, se
puso orgulloso, pero quedó desilusionado por sus piernas débiles y
finas. Mientras pensaba así, apareció un león que comenzó a
perseguirlo. Echó a correr y le ganó una gran distancia, pues la
ventaja de los ciervos está en sus piernas y la del león en su fuerza.
En la llanura el ciervo guardó la distancia que le salvaba; pero al
entrar en el bosque sus cuernos se engancharon a las ramas y, no
pudiendo escapar, fue atrapado por el león. A punto de morir, exclamó
para sí mismo: —¡Desdichado! Mis pies, que me molestaban, eran los que
me salvaban, y mis cuernos, en los que ponía todo mi orgullo, son los
que ahora me pierden.

Busca siempre la faz luminosa y positiva de todos los obstáculos y
reveses que te presente cada día. No olvides que puedes desarrollar la
escondida sabiduría de convertir un menos en más, un fracaso en
victoria y una cruz en resurrección y vida. Que pases un día muy
apacible. Hasta mañana. P. Natalio.

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