viernes, 29 de noviembre de 2013

Orando junto al mar

Buenos días, amigo/a

Cuando llegan los días calurosos salimos al campo, las sierras y el
mar a buscar, en  contacto con la naturaleza, descanso y renovación.
Ahí están los amplios espacios, el aire puro, la presencia de animales
y aves en su propio ambiente. Todo en un clima de paz y silencio. Es
también ocasión  para encontrarte con quien hizo el cielo, la tierra y
el mar y cuanto contienen.

Bendito seas, Dios mío, por nuestro hermano el mar, que has hecho azul
y agitado de movibles
ondulaciones. Por nuestras hermanas las olas, que has hecho glaucas y
coronadas de espuma blanca. Por nuestro hermano el sol, que arroja a
manos llenas todo su fuego sobre el mar. Por nuestro hermano el cielo,
que has hecho resplandeciente de luces. Bendito seas también, Dios
mío, por nuestro hermano el barco, a quien permites llevarnos entre
dos inmensidades. Y por esta grandeza que nos rodea, haznos
comprender, Dios mío, lo pequeño que somos y que tenemos necesidad de
Ti. (Guy de Larigaudie).

Entrar en contacto un poco más prolongado con la naturaleza te acerca
a una verdadera fuente de sabiduría. Allí surgen emociones y vivencias
que te hacen amar más la vida, para volver luego a tus ocupaciones
habituales con nuevas energías y nuevas ideas. Que aproveches la
fuerza renovadora de estos días especiales. P. Natalio.

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