La viuda y su oveja
Buenos días, amigo/a
Hay una realidad indiscutible, normal y prevista por Dios con un
designio de amor: los talentos han sido distribuidos en forma
desigual. ¿No te parece que es con el fin de hacernos crecer en el
amor y el servicio complementándonos, ayudándonos, intercambiando los
dones, integrán-donos a la familia humana? Aprovecha con discreción
las habilidades de tus semejantes.
Una pobre viuda tenía una única oveja. Al tiempo de la trasquila, y
deseando usar su lana en forma económica, la trasquiló ella misma,
pero manejaba la herramienta en forma tan mala, que junto con la lana
le cortaba también la carne. La oveja acongojada y con dolor, le dijo:
—¿Por qué me maltratas así, ama? ¿En que te puede beneficiar el
agregar mi sangre a la lana? Si quieres mi carne, llama al carnicero
quien me matará al instante sin sufrimiento, pero si lo que deseas es
mi lana, ahí está el esquilador, quien me esquilará sin herirme.
Esopo.
Al nacer se te regaló un capital de tiempo, capacidad de trabajo, un
temperamento y carácter especial, una vocación señalada por tus
aptitudes e inclinaciones, y una cantidad de cualidades y
posibilidades a desarrollar… ¿Cómo usas estos dones?. ¿Pasas por la
vida haciendo el bien, ayudando, ofreciendo tus capacidades? P.
Natalio.
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