miércoles, 30 de octubre de 2013

La felicidad de dar

Buenos días, amigo/a.

San Pablo recordaba a los cristianos de Éfeso que Jesús había dicho:
«La felicidad está más en dar que en recibir». Sin duda él mismo
sentía gran alegría en llevar el mensaje de salvación por pueblos y
ciudades a toda clase de personas. Y es la vivencia que tú puedes
experimentar cuando por amor te dones a los demás en gestos de
servicio humilde.

Un anciano muy pobre se dedicaba a sembrar árboles de mango. Alguien le dijo:
”¿Cómo es que a su edad se dedica a plantar mangos?  ¡Tenga por seguro
que no vivirá lo suficiente para consumir sus frutos!” El anciano
respondió apaciblemente: “Toda mi vida he comido mangos de árboles
sembrados por otros. ¡Que los míos rindan frutos para quienes me
sobrevivan! Habitamos un universo espléndido en el que todo y todos
tienen algo que ofrecer. Los árboles dan, los ríos dan, la tierra da,
el sol y la luna y las estrellas dan. ¿De dónde, pues, esa ansiedad
por tomar, recibir, amasar, juntar, acumular, sin dar nada a cambio?
Todos podemos dar algo, por pobres que seamos. Podemos ofrecer
pensamientos agradables, dulces palabras, sonrisas radiantes,
conmovedoras canciones…

¡Qué hermosa lección! “Todos podemos dar algo por pobre que seamos”.
Esto será para otros motivo de alegría y felicidad, pero sobre todo
para ti será una fuente de satisfacción y dicha profunda, porque nada
plenifica tanto al hombre como sus gestos de amor gratuito. Es mi
deseo que experimentes hoy la felicidad de dar. P. Natalio.

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