lunes, 2 de septiembre de 2013

Zapatero, a tus zapatos

Buenos días, amigo/a

Hay una realidad indiscutible, normal y prevista por Dios con un
designio de amor: los talentos han sido distribuidos en forma
desigual. ¿No te parece que es con el fin de hacernos crecer en el
amor y el servicio complementándonos, ayudándonos, intercambiando los
dones, integrándonos a la familia humana? Dedícate, pues, a
desarrollar y ofrecer tus propias habilidades

Apeles, ilustre pintor griego, se mostraba muy severo para consigo
mismo; lejos de ofenderse por las críticas, las provocaba él mismo. Se
cuenta que a veces exponía públicamente sus cuadros, ocultándose
detrás del lienzo para oír las observaciones de unos y otros. Un día
criticó un zapatero la sandalia de uno de los personajes, y Apeles
enmendó el error. Al día siguiente se atrevió el mismo artesano a
criticar otras partes del cuadro. Salió entonces el artista de su
escondite y le dijo «Zapatero, no pases del zapato» (Larousse).

Si te sientes pobre, con un solo talento y hasta sin ninguno, piensa
que todos poseemos el más grande de los talentos: el talento del amor.
¿Quién, si se lo propone, no puede dar amor? Éste es nuestro mayor
capital: la capacidad de brindar amor, porque como enseña san Pablo
“si no tengo amor, nada soy”. Y no olvides que eres un ser especial,
único, irrepetible. P. Natalio.

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