viernes, 26 de julio de 2013

¿Cómo me llamaba?

Buenos días, amigo/a

Toda persona es importante, y merece tu respeto y el mío. Alguien
escribió que el sonido más dulce y querido para cualquiera de nosotros
es el propio nombre y apellido. Ahí tienes un camino para llegar al
corazón de los demás. Pon atención en recordar los nombres. Es
cuestión de ejercicio y de interés humano.

Dios estaba creando el mundo y ponía nombre a cada animal. —Tú te
llamarás  gallina. Tú te llamarás caballo. Tú te llamarás burro. Y así
continuó con los demás. Se acercó el burro y preguntó: —¿Cómo me
llamaba yo? Y Dios le contestó: —Burro. Después de tres minutos, el
burro volvió a preguntar: —¿Cómo me llamaba yo? —Burro. Y así cinco
veces más le preguntó: —¿Cómo me llamaba yo? Entonces Dios le
respondió: —Burro idiota. Y el burro dijo: —Yo ya me estaba
aprendiendo el nombre y usted ahora me dice el apellido.

Había un señor que en las fiestas recibía a los invitados y les
preguntaba su nombre. Al final del banquete repetía nombre y apellido
de los cien o más invitados. Un aplauso interminable ovacionaba a este
prodigio de retentiva, Harry Lorrayne, autor de “Cómo desarrollar una
supermemoria”. Algo puedes hacer para mejorar tu memoria. Vale la pena
intentarlo. P. Natalio.

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