domingo, 16 de junio de 2013

Llenó la casa de luz

Buenos días, amigo/a.

Jesús dijo que sus discípulos deben ser la luz del mundo. La luz se
comunica, se propaga irresistiblemente, penetra todo lo que no le
ofrece resistencia; pone en cada cosa una nota de alegría; porque la
luz comunica vida. Que tu testimonio sea una senda de luz que guíe a
los que buscan con sinceridad al Señor, “camino, verdad y vida”. Una
anécdota curiosa.

Un anciano viendo cercana su muerte, habló así a sus tres hijos: —No
puedo dividir en tres lo que poseo. Es tan poco que perjudicaría a
todos. He dejado encima de la mesa una moneda para cada uno de
ustedes. Tómenla. El que compre con esa moneda algo con lo que llenar
la casa, se quedará con toda la herencia. Se fueron. El primer hijo
compró paja, pero sólo consiguió llenar la casa hasta la mitad. El
segundo compró sacos de plumas, pero no consiguió llenar la casa mucho
más que el anterior. El tercer hijo -que consiguió la herencia- sólo
compró una pequeña vela. Esperó hasta la noche, encendió la vela y
llenó la casa de luz.

El Señor te ha regalado la luz de la fe para que la irradies a tu
alrededor, con el ejemplo y la palabra. Cada uno tiene posibilidades
distintas, pero no menos importantes aunque parezcan restringidas.
Dios ha dispuesto que las almas vayan iluminando otras almas, como si
fueran antorchas. Que  “hagas brillar ante los ojos de los hombres la
luz que hay en ti”. P. Natalio.

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