sábado, 30 de marzo de 2013

La prosperidad de los malos

Buenos días, amigo/a.

Inmensa e inconcebible es la bondad del Señor, que “hace salir el sol
sobre buenos y malos, y manda la lluvia a justos y pecadores”. En este
mundo el Señor da siempre el perdón a los que con el corazón humillado
y quebrantado se arrepienten de sus pecados. También es indudable que
a los servidores fieles les tiene preparada una corona eterna de
gloria en el cielo.

Un hombre muy rico, tenía como únicos herederos a dos servidores. El
primero de los servidores blasfemaba siempre y se burlaba de la
religión. El segundo tenía respeto por Dios y era muy devoto en sus
prácticas religiosas. Al morir el dueño, los dos recibieron la
herencia en partes iguales. El primero pronto negoció y triplicó sus
ganancias. El segundo fue desafortunado y perdió gran parte de los
bienes. Este siervo religioso y fiel a Dios fue al rabino del pueblo a
lamentarse: ¿Por qué en este mundo los blasfemos prosperan y viven
felices, mientras los piadosos conocen la desventura? El viejo rabino,
conocido por su sabiduría espiritual, respondió con una sonrisa: “Si a
sus enemigos Dios les da tantos privilegios, piensa cuán inmenso debe
ser el tesoro de bendiciones que tiene reservado a sus amigos”.

La Biblia ha sido llamada con razón el libro de las promesas. En
efecto, casi no hay página en la que Dios no  aliente al hombre por el
buen camino con premios eternos. San Pablo afirma: “Nuestras
tribulaciones son nada en comparación con la futura gloria que se
revelará en nosotros”. Que pases un día feliz iluminado por esta
verdad de fe. Hasta mañana. P. Natalio.

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