lunes, 11 de marzo de 2013
Con la mirada en el cielo
Buenos días, amigo/a.
Don Bosco vivió con una mirada fija en el Cielo y otra en las
realidades de este mundo para orientarlo a la felicidad que no tiene
fin. Pero trabajó sin cansancio en cambiar las situaciones de
desprotección y abandono de niños y jóvenes pobres. En sus escritos
hay pensamientos que brotaron de su profunda visión de fe. Son joyas
de sólida espiritualidad. He aquí algunos:
La vida es demasiado corta. Hay que hacer de prisa lo poco que se
pueda, antes que nos sorprenda la muerte. Los ociosos, al final de la
vida, experimentarán grandes remordimientos por el tiempo perdido. Las
espinas de la vida serán las flores de la eternidad. A la hora de la
muerte se ven las cosas desde otro punto de vista. ¿Quieres llevar
contigo el dinero a la eternidad? Da limosna a los pobres. Hagamos el
bien que podamos y no aguardemos la recompensa del mundo, sino
solamente de Dios. Un trocito de paraíso lo arregla todo.
Qué aire celestial traen estas consignas que san Juan Bosco repetía en
las homilías y confesiones, y a veces al oído de un muchacho triste en
un rincón del patio. Son pensamientos simples pero nos invitan a
pensar en otra dimensión, con parámetros de eternidad. ¿Por qué no
enriquecerte con estas perspectivas de la vida en abundancia? P.
Natalio Bértolo.
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