jueves, 28 de febrero de 2013
En medio de su pueblo
Buenos días, amigo/a
¡Qué simpático sería un Presidente o un Rey que, vestido como una
persona común, subiera al ómnibus de la esquina para trasladarse y
entrara en el supermercado para comprar lo que desea! ¿No has pensado
que Jesús, el mismo Hijo eterno de Dios, vino a nuestro encuentro y
compartió nuestra vida común en medio de nosotros?
Un soldado norteamericano viajaba un día en ómnibus haciendo turismo
por Suecia. El sueco que viajaba junto a él parecía ser muy amable, y
el soldado empezó a dialogar familiarmente con el simpático
acompañante. Hablaron de todo un poco, hasta que el soldado le dijo:
—Mi país es el más democrático de todo el mundo. Cualquier ciudadano
es recibido cordialmente en la Casa Blanca para ver al presidente y
ventilar cualquier problema o queja con él en persona. El sueco, para
no quedar en inferioridad, añadió enseguida: —Eso no es nada, aquí en
Suecia, el rey viaja en el mismo ómnibus que la gente corriente.
Cuando poco después el acompañante bajó del vehículo, los otros
pasajeros le informaron al norteamericano que había viajado junto al
rey Gustavo Adolfo VI.
Esto es lo que hizo Jesús, al dejar a un lado su categoría de Dios y
asumir nuestra condición humana en toda su humildad. San Juan dejó lo
destaca en la introducción a su Evangelio: “El Verbo de Dios se hizo
carne y habitó en medio de nosotros” (Juan 1, 12). ¡Como para
meditarlo, y llenarte de admiración y gratitud! Que pases un día muy
sereno y tranquilo. P. Natalio.
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