Mañana abriré
Buenos días, amigo/a.
Hoy te ofrezco un famoso soneto de Lope de Vega. Presenta a Jesús como
infatigable buscador del hombre, a pesar de su indiferencia y frialdad
de corazón. No se desanima cuando lo rechazamos, sino que persiste una
y otra vez en invitarnos al banquete de la amistad y la vida en
abundancia. Es un buen tema para prepararte a la próxima Navidad.
¿Qué tengo yo, que mi amistad procuras?
¿Qué interés se te sigue, Jesús mío,
que a mi puerta, cubierto de rocío,
pasas las noches del invierno a oscuras?
¡Oh, cuánto fueron mis entrañas duras,
pues no te abrí!; ¡qué extraño desvarío,
si de mi ingratitud el hielo frío
secó las llagas de tus plantas puras!
Cuántas veces el ángel me decía:
"Alma, asómate ahora a la ventana,
verás con cuanto amor llamar porfía"!
¡Y cuántas, hermosura soberana:
"Mañana le abriremos", respondía,
para lo mismo responder mañana!
Dios viene en Jesús a anular el pecado, el sufrimiento y la muerte,
viene a traernos consuelo y salvación para nuestros males profundos.
Que en esta Navidad “el Padre de nuestro Señor Jesucristo ilumine tu
corazón para que puedas valorar la esperanza a la que has sido
llamado”. P. Natalio.
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