martes, 4 de diciembre de 2012

El auto no le arrancaba…

Buenos días, amigo/a

Los Niños Exploradores se comprometen hacer al menos una buena acción
cada día. Como esos chicos, conviene que te entrenes en este ejercicio
cotidiano: cada uno de estos actos son como ladrillos de una
maravillosa construcción que emprendes para alegría de Dios que goza
ver que sus hijos desarrollan sus dones con generosidad.

En medio del camino, ya cerca del pueblo, se encontraba parado un
automóvil, con el capó levantado y, casi medio adentro, el dueño
tratando de hacerlo arrancar de cualquier manera. Toca cables, mira la
batería, saca y pone tornillos, y no hay caso. En eso se cruza un
borracho y le pregunta: —¿No le arranca? —¿Y no ve que no? ¡Y lo que
me da más bronca es que estoy a tres kilómetros miserables del pueblo
y no puedo llegar! —¿Y por qué no le pone una pila? —Pero, ¿qué dice,
hombre? Pero ¿qué tendrán que ver las pilas, si éste es un motor a
nafta? Se afirma mejor el borracho y le contesta: —¡No, yo decía una
pila de tontos, para que lo empujen hasta el poblado!

Este hombre, entregado a la bebida, que se ríe con cinismo de los que
prestan ayuda a los demás, sin duda es el “avivato” y “ventajita” del
dicho popular: “El vivo vive del sonso, y el sonso de su trabajo”. ¿Y
dónde ha venido a parar? Ahoga en el vino la profunda angustia
existencial que arrastran todos los egoístas. El amor es servicio y el
servicio es alegría. P. Natalio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario