sábado, 27 de octubre de 2012

Pan y luz de lo alto


Buenos días, amigo/a.


Varias veces Jesús se refirió a sí mismo con símbolos o comparaciones.

Alrededor de él la gente se preguntaba y discutía sobre quién era este
profeta asombroso. Al leer el Evangelio, pon atención especial cuando
Jesús empieza por un “Yo soy”, pues va a dar una definición de sí
mismo. Podrás apreciar la riqueza de la persona de Jesús, cuando
medites en esas como pinceladas que describen su identidad. Aquí te
presento algunas de ellas.

Juan 6, 48-51: Yo soy el pan de Vida. Sus padres, en el desierto,
comieron el maná y murieron. Pero este es el pan que desciende del
cielo, para que aquel que lo coma no muera.  Yo soy el pan vivo bajado
del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan que yo
daré es mi carne para la Vida del mundo».
Juan 8, 12: Jesús les dirigió una vez más la palabra, diciendo: «Yo
soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que
tendrá la luz de la Vida».
Juan 8, 23: Jesús continuó: «Ustedes son de aquí abajo, yo soy de lo
alto. Ustedes son de este mundo, yo no soy de este mundo.


“Pan de vida”, “luz del mundo”, “la puerta de las ovejas”, “el buen

pastor”, “la resurrección y la vida”, “la vid verdadera”, “rey”,
“camino, verdad y vida”, son algunos rasgos del perfil de Jesús que
nos descubren su rica personalidad y su misión en la tierra. La
lectura meditada del Evangelio te haga crecer en el conocimiento de
las insondables riquezas del Señor. P. Natalio.

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