Turbulencias
Buenos días, amigo/a
Confiar en Dios, es depositar toda nuestra fe en él. Dejarle el
cuidado de tus cosas. Permitirle disponer de tu futuro, porque sabes
que te ama más que tú mismo. Reposar en él “como un niño en brazos de
su madre” (salmo 131). Y confiar sobre todo en las pruebas, cuando las
cosas resultan duras e incomprensibles.
Todo ocurre en un aeropuerto. Un niño está solo en la sala de espera y
luego la azafata lo guía hacia el avión. El niño continúa solo. Qué
raro, pues siempre los niños van acompañados de una persona adulta. Él
estaba solo y en la ventanilla. De repente, en el viaje se presenta
una turbulencia. Todos estaban nerviosos y otros gritaban
desesperados. Y el niño como si nada. Una señora se acerca y le
pregunta al niño, ¿tú no tienes miedo?, y él responde: no. ¿Y por qué?
Su respuesta fue certera: “Mi papá es el piloto”. ¡Qué confianza!
“Descarguen en el Señor sus inquietudes, ya que él se ocupa de
ustedes”. Si lees y meditas la Biblia, encontrarás esta exhortación y
otras semejantes. Te ayudarán a fortalecer tu confianza en Dios que te
ofrece refugio “a la sombra de sus alas mientras vienen calamidades”
de cualquier clase y magnitud. “No temas, contigo estoy. Yo te amo”,
te asegura Dios. P. Natalio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario