lunes, 2 de julio de 2012


Cuidando la puerta



Buenos días, amigo/a.

Dios a los santos, por su fe y su amor, les da dones especiales para
el bien de sus devotos. Recurrir a ellos es honrar al Señor de quien
proceden todos los dones. Un admirador del Padre Pío de Pietrelcina
que deseaba ir a confesarse con él, le pidió un favor indispensable.

“Unos ladrones merodeaban en mi barrio, en Roma, y esto me impedía ir
a visitar al Padre Pío. Al final me decidí después de haber hecho un
pacto mental con él: “Padre, yo iré a visitarte si tú me cuidas la
casa”. Una vez en San Giovanni Rotondo, me confesé con el Padre y al
día siguiente, cuando fui a despedirlo, me reprendió: “¿Aún estás
aquí? ¡Y yo que estoy sudando para sostenerte la puerta!”. Me puse de
viaje inmediatamente, sin haber comprendido qué había querido decirme.
Habían forzado la cerradura, pero en casa no faltaba nada”.


El sacramento de la reconciliación o confesión es una excelente
respuesta al llamado a la conversión que te hace la Palabra de Dios.
Te animo a acercarte a este sacramento, porque tranquiliza la
conciencia, te da consuelo espiritual, ayuda a conocerte más a ti
mismo, y es fuente de gracia para superar la fuerza del mal y del
pecado que existe en nosotros. P. Natalio.

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