miércoles, 13 de junio de 2012

Nivel de inmoralidad


Buenos días, amigo/a

San Pablo precave a los primeros cristianos de los vicios de entonces
entre los paganos. A los gálatas les dice: “Se sabe muy bien cuáles
son las obras de la carne: fornicación, impureza, libertinaje,
idolatría y superstición, enemistades y peleas, rivalidades y
violencias, ambiciones y discordias, sectarismos, disensiones y
envidias, ebriedades y orgías, y todos los excesos de esta
naturaleza”. En las cartas del Apóstol encontramos varios de estos
catálogos de vicios.

El gran escritor inglés, Chesterton, escribió un libro en el que un
sacerdote hace de detective. En uno de los pasajes de la novela, el
presbítero en conversación con un delegado de la policía, comenta que
la inmoralidad reinante está jubilando al demonio. “Antiguamente,
según los principios del cristianismo, se necesitaban doscientos
demonios para hacer pecar a un cristiano; hoy, basta un demonio para
doscientos cristianos…Y aún así, ese diablo, tiene tiempo para fumar
su pipa”.


Jocosamente el novelista está señalando que en la sociedad moderna la
seducción al mal anda por todas partes: en las modas, en las
canciones, en el periódico, en la radio, en la TV, en los
espectáculos, etc. Esta situación exige al cristiano una madurez moral
más sólida que nunca, pues a falta de censura social, cada uno debe
ser su propio censor. El Señor te bendiga y proteja. P. Natalio.

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