martes, 12 de junio de 2012


“El árbol de los problemas”



Buenos días, amigo/a.

Hoy te ofrezco una anécdota que te ayudará a controlar tus estados de
ánimo. El protagonista al regresar de su trabajo realizaba un rito
para distanciarse de los problemas sufridos fuera de su hogar. Sabía
que no era justo trastornar la serenidad de su familia con las
frustraciones de la jornada laboral.

El carpintero contratado para reparar mi granja,  finalizaba un duro
día de trabajo. Su sierra eléctrica se dañó y perdió tiempo, y ahora
su camión no arrancaba. Mientras lo llevaba a su casa, se sentó en
silencio. Cuando llegamos, me invitó a conocer su familia. Al
dirigirnos a la puerta, se detuvo frente a un arbolito, tocando  las
ramas con sus manos. Se abrió la puerta y ocurrió un notable cambio.
Su bronceada cara estaba llena de sonrisas. Abrazó a dos pequeñines y
le dio un beso a su esposa. Después me acompañó al auto. Al pasar
junto al árbol, le pregunté sobre lo que había hecho un rato antes.
"Oh, ese es el árbol de mis problemas", contestó. "Yo no puedo evitar
los problemas en el trabajo, pero una cosa es segura: los problemas no
pertenecen ni a mi esposa, ni a mis hijos. Así que los cuelgo en el
árbol al volver a casa. Por la mañana los recojo otra vez". "Lo
divertido es que al sacarlos, no hay tantos como  la noche anterior".


Quien ha llegado a vivir habitualmente esta norma de conducta es sin
duda una persona madura. No es un inestable emocional, ni una persona
fría e insensible, ni tampoco una persona inauténtica. Es alguien que
sabe controlar sus emociones, con prudencia y firme voluntad. Te
auguro un día de paz y serenidad. P. Natalio.

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