Honestidad política
Buenos días, amigo/a.
Los puestos públicos están para servir a la comunidad. Para ofrecer un
buen servicio se requiere sentido del deber, compromiso con los
principios y querer a la gente. El servicio de calidad debe ser
permanente, con cada persona. La Patria necesita estos servidores.
Cada uno encienda su lucecita y las tinieblas comenzarán a retirarse.
El cónsul romano Cayo Fabricio fue célebre por su sencillez,
honestidad y desinterés. Luchó contra pueblos vecinos y contra Pirro,
rey de Epiro. Perdida una batalla, fue enviado por Roma a negociar el
rescate de los prisioneros. Pirro lo recibió con grandes honores e
insistió para que aconsejara al Senado a aceptar la paz, pero Fabricio
se negó. Entonces Pirro le ofreció tentadores sobornos y, aunque
Fabricio era pobre, se negó decididamente. Pirro para probarlo, mandó
poner un elefante detrás del romano sin que éste lo advirtiera y que
bramase ruidosamente. Fabricio ni siquiera se inmutó y Pirro,
admirado, ordenó liberar los prisioneros sin rescate. El nombre de
este magistrado se ha hecho proverbial para designar a una persona
que, a pesar de su elevada condición política, permanece pobre e
íntegro.
Para vivir en una Patria noble y digna cada ciudadano debe aportar su
conducta honesta. A veces la falta de integridad se quiere justificar
diciendo que todos actúan así; o que es la única forma de salir
adelante. Es necesario vivir según los principios: es la única manera
de levantar el nivel moral de nuestra sociedad. P. Natalio.
Buenos días, amigo/a.
Los puestos públicos están para servir a la comunidad. Para ofrecer un
buen servicio se requiere sentido del deber, compromiso con los
principios y querer a la gente. El servicio de calidad debe ser
permanente, con cada persona. La Patria necesita estos servidores.
Cada uno encienda su lucecita y las tinieblas comenzarán a retirarse.
El cónsul romano Cayo Fabricio fue célebre por su sencillez,
honestidad y desinterés. Luchó contra pueblos vecinos y contra Pirro,
rey de Epiro. Perdida una batalla, fue enviado por Roma a negociar el
rescate de los prisioneros. Pirro lo recibió con grandes honores e
insistió para que aconsejara al Senado a aceptar la paz, pero Fabricio
se negó. Entonces Pirro le ofreció tentadores sobornos y, aunque
Fabricio era pobre, se negó decididamente. Pirro para probarlo, mandó
poner un elefante detrás del romano sin que éste lo advirtiera y que
bramase ruidosamente. Fabricio ni siquiera se inmutó y Pirro,
admirado, ordenó liberar los prisioneros sin rescate. El nombre de
este magistrado se ha hecho proverbial para designar a una persona
que, a pesar de su elevada condición política, permanece pobre e
íntegro.
Para vivir en una Patria noble y digna cada ciudadano debe aportar su
conducta honesta. A veces la falta de integridad se quiere justificar
diciendo que todos actúan así; o que es la única forma de salir
adelante. Es necesario vivir según los principios: es la única manera
de levantar el nivel moral de nuestra sociedad. P. Natalio.
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