martes, 29 de mayo de 2012


Lección de la ambulancia



Buenos días, amigo/a.

Hoy te ofrezco una reflexión que te ayudará a madurar un sano sentido
del verdadero valor de los bienes de la vida. A veces nos falta el
sentido de la proporción, pues distorsionamos la importancia de las
cosas y perdemos la paz del corazón por pequeñeces que ambicionamos
desmedidamente.

Tal vez hoy te encontraste con una ambulancia y quizás eso te obligó a
pensar en el dolor, en ese pobre enfermo que iba camino del hospital.
Esa ambulancia ha sido para ti un despertador de esa modorra
espiritual que elimina enseguida de la reflexión el mundo del dolor.
Por eso, Dios permitió que la ambulancia se cruzara en tu camino. Esta
mañana te levantaste sano, y esta noche tal vez también te acuestes
sano, pero no piensas en la riqueza inmensa que es la salud, y te
quejas a veces porque te falta algo de escasa importancia. ¿No es más
justo, hermano, agradecer porque gozas de excelente salud y no
quejarte por cosas que en verdad son pequeñeces? Aprende la sabiduría
de ver en Dios al dador de los bienes fundamentales, y no tanto al
negador de ciertas comodidades…


Una vez leí esta frase: “Me quejé de no tener zapatos, hasta que
contemplé un hombre que no tenía pies”. En verdad una experiencia así
nos abre al sentido de la proporción, pues moderamos nuestras quejas
en medio de una intensa gratitud por los bienes básicos que
disfrutamos. Que pases un día de acción de gracias. P. Natalio.

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