viernes, 17 de febrero de 2012


Cara a cara


Buenos días, amigo/a.


El hombre atento a sí mismo no puede dejar de entrar en contacto con
su misterioso huésped. La experiencia de este encuentro con Dios en lo
más íntimo de uno mismo es decisiva. Constituye un punto de referencia
en tu vida. Después de esa vivencia, todo cambia. Sin ese encuentro,
es difícil aprender a orar a gusto. (Finkler).

Día tras día, Señor de mi vida, quede delante de Ti, cara a cara. De
manos juntas, quedaré delante de Ti, Señor de todos los mundos, cara a
cara. En este mundo que es tuyo, en medio de las fatigas, del tumulto,
de las luchas, de la multitud agitada, he de mantenerme delante de Ti,
cara a cara. Y, cuando mi tarea en este mundo estuviere acabada, oh
Rey de Reyes, solo y en silencio, permaneceré delante de Ti, cara a
cara.

Para robustecer tu fe en el Señor que te ama y te acompaña, nada mejor
que leer con atención la Biblia. Al inicio del capítulo 43 de Isaías
descubrirás esta perla deslumbrante: “Tú eres de gran precio ante mis
ojos, porque eres valioso, y yo te amo. No temas, porque yo estoy
siempre contigo”. Medítalo, y agradece al Padre que siente inmensa
ternura por ti. P. Natalio.

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