Terapia del elogio
Buenos días, amigo/a.
Cada uno tiene sus “fortalezas” y “debilidades”. Lamentablemente
sucede que la gente se especializa en detectar y, no pocas veces,
agrandar las debilidades del prójimo. De aquí nace el defecto tan
común de la maledicencia o murmuración. También hay quienes se
distinguen por descubrir las virtudes de los demás. Esto es vital para
el buen clima familiar.
Según una investigación reciente sobre las familias, resulta claro que
en general hay más intolerancia, más críticas, menos cariño. Existe un
gran desgaste por subrayar los defectos de los demás. Esto y la falta
de elogio generan relaciones muy frágiles. Así fracasan los
matrimonios, y acaban buscando en otras personas lo que no consiguen
dentro de su casa. Elogia la buena actitud, la simpatía y el
comportamiento de tu cónyuge y de tus hijos. Observa lo que agrada a
los otros. Somos parte de una sociedad en la que uno necesita del
otro, y los elogios son motivación importante en la vida de
cualquiera.
¡Qué nobleza de alma tiene quien descubre y subraya en los demás lo
que los honra! Ojalá tú también te distingas en rescatar en los otros
ese lado bueno, simpático, agradable que todos tenemos. Es un aspecto
del amor a nuestros semejantes. “La caridad es ingeniosa para
encontrar siempre motivos de alabanza”, decía san Juan Bosco. P.
Natalio.
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