Un anillo especial…
Buenos días, amigo/a.
“Ser agradecido es una virtud humana muy digna. Dar las gracias ante
un favor, un buen gesto, una atención recibida, es una forma concreta
de reconocer que lo que han hecho por nosotros, nos agrada, nos
beneficia, nos hace bien... Poco de lo que somos o poseemos lo hemos
logrado por mérito propio. Generalmente, se lo debemos a alguien.
Un joven entró en una joyería y pidió ver el mejor anillo. El joyero
le presentó uno. El hermoso diamante brillaba como un diminuto sol. El
cliente, admirado, lo aprobó. Preguntó el precio y se dispuso a
pagarlo. —¿Se va usted a casar pronto?, preguntó el joyero. —No,
respondió el joven. Ni siquiera tengo novia. La sorpresa del joyero
divirtió al comprador. —Es para mi mamá, dijo el joven. Cuando yo iba
a nacer, alguien sugirió el aborto para evitar problemas. Pero ella se
negó y me dio el don de la vida. Tuvo muchos problemas. Fue todo para
mí: amiga, hermana, maestra…Ahora que puedo, le compro este hermoso
anillo. Ella nunca tuvo uno. Yo se lo doy como signo de que, si ella
hizo todo por mí, yo haré todo por ella. El joyero ordenó a su cajera
hacerle el descuento reservado a clientes importantes.
Un inmenso desfile de quienes merecen que les demos gracias, puede
aparecer delante de nuestros ojos con sólo pensarlo. También la
naturaleza, nuestro cuerpo, el trabajo, toda la vida misma pueden ser
motivo de nuestro agradecimiento. Y el destinatario de nuestra
gratitud será el mismo Dios que nos ama y nos asiste con su
providencia”. P. Natalio.
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