Madurando…
Buenos días, amigo/a.
Madurar es responsabilizarse de los propios actos. Es no disfrazar un
sí o un no. Es saber decir sí cuando tengo deseos de hacerlo y decir
no cuando mis ganas quieren decir no. Ser maduro es hacer lo más
adecuado. Es poner límites porque el límite también es amor. Ser
maduro no es sólo crecer en edad, sino sobre todo en experiencia y
sabiduría.
De la vehemencia y el entusiasmo deben surgir la paz y la serenidad.
Del optimismo, la esperanza. De la risa fácil y de la alegría ruidosa,
el apacible y agudo sentido del humor. De la capacidad de asimilación
ha de nacer la riqueza interior. El ímpetu y el vigor deben producir
la paciencia y la dulzura. La búsqueda inquieta de la felicidad ha de
concluir en el aprecio y la armonía con todo lo que nos rodea. De la
fe en los demás hemos de llegar a la indulgencia y la comprensión de
todos. De la alegría de vivir hay que sacar el gozo de haber vivido.
De la necesidad de amar y ser amado tiene que surgir la derrota de
todos los egoísmos y un amor, al fin, plenamente desprendido. José
Martín Descalzo.
Un signo de madurez es aceptar la realidad y poseer suficiente
solidez y equilibrio para vivirla. La persona madura es objetiva: sabe
valorarse a sí mismo sin dejar de valorar a los demás. Es capaz de
tomar una decisión y sostenerla. Madurez es el arte de vivir en paz
con lo que no se puede cambiar. Ejercítate en la sabiduría de “poner
los pies sobre la tierra”. P. Natalio.
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