Jugando a las cartas
Buenos días, amigo/a.
Los niños con sus salidas ingenuas son la alegría del hogar. Su
sinceridad y falta de inhibiciones sociales provocan el regocijo de
todos. Pero son siempre un llamado a ser más sinceros y sencillos, a
quitarnos las máscaras, a comprometernos con la verdad… y a tener una
mirada limpia, fresca y asombrada de las cosas, de la naturaleza, de
las personas.
Un señor entra en un bar y observa que en una mesa hay tres hombres y
un perro jugando a las cartas. Muy sorprendido se acerca a la mesa y
pregunta: —Este dálmata, ¿puede realmente jugar a las cartas? —Sí.
—¡Es algo maravilloso! —No crea. Cada vez que le tocan buenas cartas,
mueve la cola y todos nos damos cuenta.
Vivir con sinceridad es decidirte a hablar con la verdad en la mano
aunque a veces te cueste; a no valerte de una mentira para librarte de
una responsabilidad; a no mentir para que los demás piensen algo bueno
de ti; a reconocer con honestidad cuando te has equivocado sin tratar
de justificarte. He aquí un camino de grandeza moral. P. Natalio.
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