martes, 7 de junio de 2011


El sendero de las cosas


Buenos días, amigo/a.

Lincoln dijo: “Todavía concibo que se pueda ser ateo mirando la
tierra; pero no acabo de entender que se alcen, de noche, los ojos al
cielo y decir que no existe Dios”. La naturaleza revela y manifiesta
la bondad, sabiduría y poder de Dios: tanto los astros del cielo como
la belleza de un rosal hablan al hombre de un Dios maravilloso creador
de cuanto existe.

Señor, ayúdame a encontrarte más cada día por el sendero de las cosas.
Dame ese sentido delicado que permite amar santamente a todas tus
criaturas, comprenderlas y aceptar sus dulces y fuertes lecciones.
Puesto que tú, Verbo de Dios, quisiste hacerte hombre, para parecerme
a ti no tendré que ser menos hombre, sino más y más divinamente
hombre. Con la santa sencillez cristiana, querría pasear mi oración
contigo, Señor, por todas las cosas de este mundo que es tuyo. Y en
ellas te encontraré; porque no es demasiado difícil saber dónde estás;
lo imposible es saber dónde no estás.

Entrar en contacto un poco más prolongado con la naturaleza nos acerca
a una verdadera fuente de sabiduría. Allí surgen emociones y vivencias
que nos hacen amar más la vida, para volver luego a nuestras
ocupaciones habituales con nuevas energías y nuevas ideas. Que sepas
aprovechar la fuerza renovadora de la naturaleza. P. Natalio.

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