lunes, 30 de mayo de 2011

El escarabajo y el picaflor



Buenos días, amigo/a.

En el trabajo, en los grupos humanos, en las luchas políticas y
sindicales, en el mundo profesional y artístico la envidia es la yerba
más amarga y frondosa de las relaciones humanas. Probablemente, es la
causa principal por la que más sufre la gente. Lo que pasa es que ella
se disfraza como víbora bajo el follaje de razones y explicaciones.

Cada uno, en este mundo, tiene su modo de ser, sus cualidades y sus
defectos. El escarabajo es útil como estercolero, el picaflor es
bonito. Pero el escarabajo envidiaba al picaflor, de quien todos
ponderaban la gracia y la gentileza, la hermosura y el brillante
plumaje. —Es un haragán presumido –decía–, incapaz de trabajar; saquea
a las flores, pero no sabe hacer miel. Dicen que es bonito; será, pero
no piensa sino en lucirse. Yo no soy así –agregaba–, siempre trabajo
calladito, sin tratar de lucirme Pero todo el mundo sabe que un
escarabajo vale más que un picaflor. Y así lo creía él. (G. Daireaux –
adaptación).

Es fundamental convencerme que si quiero ser yo mismo, el único punto
de referencia para superarme soy yo. No necesito compararme con nadie
más. Lo correcto es conocer mis talentos y habilidades, alegrarme de
lo que tengo y cultivarlo. Aceptaré, por otra parte, mis límites y
carencias. Piénsalo… y vive en armonía y paz tu propia realidad. P.
Natalio.

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