Cultiva la constancia
Buenos días, amigo/a.
El eminente compositor Beethoven dijo una vez que el genio se compone
del dos por ciento de talento y del noventa y ocho por ciento de
perseverante aplicación. “La constancia es el alto precio que hay que
pagar por todas las conquistas de la vida. Todo lo más grande en
cualquier ámbito se ha conseguido por una ardiente perseverancia”, (I.
Larrañaga).
Abba Poimén solía decía a los monjes: —La naturaleza del agua es
suave, mas la de la piedra es dura. Pero, si se suspende un recipiente
que deja caer agua día tras día sobre la piedra, poco a poco la
perfora. Del mismo modo, la palabra de Dios es suave, y nuestro
corazón es duro. Sin embargo, cuando el hombre oye o lee con
frecuencia la Palabra Sagrada, se abre su corazón al santo temor de
Dios. Y amonestaba: —Un hombre que predica y no pone en práctica las
cosas que enseña, es semejante a una fuente que abreva y lava a todo
el mundo, pero que no puede purificarse a sí misma.
Dios siempre está dispuesto a concederte sus dones, pero pide tu
colaboración, tu esfuerzo, tu voluntad. Leonardo da Vinci dispuso que
en su tumba se escribiera este epitafio: “Tú, Señor, regalas todos tus
dones al precio del esfuerzo”. El éxito comienza siempre con una
voluntad decidida a permanecer firme en la lucha. Cultiva la
constancia. P. Natalio.
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