domingo, 17 de abril de 2011

Oración del educador/a


Buenos días, amigo/a.

Recuerda que un hijo (como también un alumno) es un regalo de Dios.
La más rica de las bendiciones. No trates de amoldarlo a imagen tuya o
de un vecino. Cada niño es individual, y tiene que permitírsele ser
él mismo. No aplastes el espíritu de tu hijo o alumno cuando falla, y
nunca lo compares con otros que lo hayan sobrepasado.

Señor, tú que eres el único y verdadero maestro, concédeme la gracia
de ser, a ejemplo tuyo, maestro/a, para mis alumnos. Haz que yo sea
modelo de: amor, confianza y comprensión. Haz que yo sepa, con mi
vida, educarlos en la libertad y con mi sabiduría capacitarlos para un
auténtico compromiso hacia los demás. Haz que yo sea capaz de
hablarles de ti y de enseñarles cómo hablar contigo. Haz que ellos se
den cuenta que son amados y que yo sólo busco su verdadero bien. Haz
que mi amistad contigo sea fuente de mi amistad con ellos. Jesús
Maestro, gracias por haberme llamado a tu misma misión.

Enséñale a tus alumnos (o bien a tu hijo) que hay dignidad en el
trabajo duro. Aunque se desempeñe con unas manos callosas paleando
carbón, o unos dedos hábiles manipulando instrumentos quirúrgicos.
Déjale saber que una vida útil es bendecida, y una vida fácil y en
busca de placeres, es vacía e insignificante. El Maestro Divino te
inspire y asista. P. Natalio.

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